Castellón de la Plana

ORÍGENES DE LA CIUDAD

 

En Lleida, a 8 de septiembre de 1251, Jaime I El Conquistador extendía un documento por el que autorizaba a Ximén Pérez de Arenós, su lugarteniente en el reino de Valencia, a trasladar la villa de Castelló desde su emplazamiento originario al lugar de la llanura que le resultase como más apropiado. La memoria tradicional sitúa el traslado en el tercer domingo de Cuaresma del año siguiente. Este hecho se rememora anualmente, desde 1945, durante las fiestas fundacionales mediante la celebración de una romería a la ermita de la Magdalena el tercer domingo de Cuaresma.

La vida en el Castelló de los siglos medievales tuvo unos caracteres plenamente urbanos, con importante peso de las actividades artesanas y comerciales por encima de la dedicación rural del cultivo de los campos, que también agradable lugar a orillas del mediterráneo que el sol viene a iluminar una media de 300 días al año.

Una comunidad que no olvida sus primeros pasos, su razón de ser, es una comunidad viva y plenamente capaz de continuar construyendo su futuro. Cobrará posterior y creciente desarrollo mediante el sistema de riegos con las aguas del Mijares.

Como muestra del impulso real al desarrollo económico, el 16 de marzo de 1260 Jaime I autorizó la construcción de un camino para unir la villa con el mar, dando origen a lo que ahora conocemos como el Grau.